¿Acogida?

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ELENA TERÁN.- Después de tres meses escuchando historias de voluntarios y refugiados, se ha visto que apoyar esta causa no es activismo, es humanidad. Si se lee el testimonio de Saadat o la entrevista a Gabriela Andreevska, es complicado conseguir que el corazón siga impasible. Unos días antes de escribir esta entrada, ha ganado Trump en Estados Unidos, ha ganado su política de rechazo a lo diferente, de cerrar fronteras y de expulsar a los musulmanes. En Alemania el AfD (partido euroescéptico contrario a la acogida de refugiados) gana adeptos con una fuerza espectacular, y en España, aunque haya carteles de apoyo a los refugiados en los ayuntamientos y mucha movilización, no se acoge a más refugiados. Cuando se empezó este blog, dijeron que era mejor no posicionarse y permanecer en la neutralidad, pero hay una crisis internacional, personas que se quedan sin hogar y, a veces, sin vida. Claramente cada país tiene que ver cuánto puede asumir, pero las cifras que se manejan en Europa occidental son irrisorias, en junio de 2016 España  no llegaban a 600 los refugiados acogidos, mientras que en sólo cinco países de Oriente Próximo (Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto) había en febrero más de 4,5 millones de refugiados sirios.

¿Y por qué no se acoge a más? Los ayuntamientos ponen carteles gigantes con frases esperanzadoras: Refugees, welcome. Casi nadie quiere acoger en el fondo. ¿Para qué traer refugiados a un colegio en Mutilva si no van a poder salir de ahí? Y no, no es que estén presos, es que nadie quiere alquilarles una casa, todas las inmobiliarias cierran filas, y los arrendadores tienen miedo. Muchas personas se pueden plantear por qué el Gobierno de Navarra no cede pisos de alquiler más bajo a estas personas. Pero para ello debería saltarse las listas de espera de otras muchas personas, españolas o inmigrantes, en situaciones económicas complicadas, lo que generaría probablemente un rechazo aún mayor hacia los refugiados de una parte de la población. El gobierno no puede solucionarlo todo, también las personas que conforman la sociedad deben actuar.

Como dice Gabriela en un punto de la entrevista, a ellos les asusta Europa porque no la conocen y piensan que es hostil. Y como para no pensarlo, cuando ante una crisis humanitaria de esa magnitud construimos muros y no hospitales. Pero a nosotros también nos asustan ellos, porque no los conocemos.

Estos meses hemos podido conocer más y mejor, y aunque las entrevistas no hayan sido tantas como hubiésemos querido por falta de tiempo, hemos conseguido contar historias y ver un poco de lo que ha pasado. Y no dejo de preguntarme, ¿acogida? Cuando se acoge a alguien se le abren las puertas de casa. En Pamplona hay magníficos ejemplos de eso, como la labor de Cruz Roja, la iniciativa de Aunom, el colegio Luis Amigó (donde están acogidos algunos de ellos en Mutilva), Beauty for refugees… Pero queda mucho por concienciar, para que Hadel y Jalal sientan que ya han llegado casa después de haber pasado por dos exilios (de Palestina y de Siria).

No me quedo con una imagen negativa del tema, sino con la idea de que hace falta tiempo. A veces los acontecimientos y las reacciones van más rápido que la reflexión (como ha podido pasar en Estados Unidos o está pasando en Alemania), pero con tiempo y esfuerzo se puede concienciar a una sociedad de la importancia de la humanidad. Este blog no trata de convencer, sino de, con la verdad, abrir los ojos a una realidad ajena a nosotros.

 

 

«No hay nadie mejor que uno mismo para saber si puede o no ser voluntario»

En primera persona

Foto destacada: Los voluntarios dedican unas horas semanales para ayudar a la integración de los refugiados. Foto cedida por AUNOM

  • «El voluntariado me parece una oportunidad de acercarme a una realidad que nos implica como seres humanos y como parte del proceso de acogida de los refugiados en nuestro país»
  • «Para ser voluntario se necesitan ganas de conocer a gente nueva, con un posible sistema de valores o creencias diferentes al nuestro, y disponibilidad para compartir tiempo libre con estas personas»
  • «Los refugiados están haciendo increíbles esfuerzos por aprender el idioma e integrarse. Muestran interés por hablarnos e intercambiar sus experiencias, y de hecho vemos que lo van logrando»

ANTONIO GARCÍA.- Carolina Combarro (Madrid, 1987) es médico psiquiatra en el Servicio Navarro de Salud. Aunque madrileña de nacimiento, pasó un infancia en Barcelona y La Coruña, hasta que recaló en Pamplona con 18 años para estudiar medicina. Desde entonces ha vivido en la capital navarra, formándose como médico. Tras terminar la carrera universitaria, ejerció como médico residente de psiquiatría en la Clínica Universidad de Navarra, y actualmente es psiquiatra en el sistema público de salud. Sin embargo, Carolina no solo dedica su tiempo a los más necesitados y vulnerables, los enfermos. También pasa unas horas semanales con otro colectivo de personas necesitadas, el grupo de refugiados de distintas nacionalidades que han encontrado en Pamplona su refugio europeo. Hoy, Carol cuenta cómo conoció el proyecto solidario con el que colabora, impulsado por AUNOM, y las claves de su voluntariado.

¿Cómo conociste el proyecto solidario de AUNOM y por qué decidiste formar parte de él?

Lo conocí a través de una amiga, que me comentó que algunos voluntarios de AUNOM iban a contactar con la Cruz Roja de Pamplona para quedar con un grupo de refugiados recién llegados a la ciudad. Me pareció muy interesante tener la posibilidad de conocer a estas personas, venidas de diferentes países de Oriente Medio (como Siria, Irak o Azerbaiyán) y África (Malí, Camerún…), con una cultura tan diferente a la nuestra. Me pareció además una oportunidad de acercarme a una realidad que desde nuestro lado no vemos o resulta difícil de imaginar, pero que a la vez creo que nos implica como seres humanos y de alguna manera, directa o indirectamente, como parte del proceso de acogida de los refugiados en nuestro país.

¿Cómo te imaginabas a los refugiados y la experiencia de tratar con ellos? 

Pensaba que establecer un vínculo con ellos sería más difícil, por la barrera idiomática y por las posibles diferencias culturales o presencia de un pasado complicado o traumático. Pero me ha sorprendido que ellos han sido los primeros que han mostrado interés por comunicarse y entablar relación con nosotros, a pesar de que algunos apenas sabían unas palabras de español. De todas formas no ha sucedido así con todos, cada caso es diferente, y algunos a los que conocimos el primer día, por diferentes razones, dejaron de venir y perdimos el contacto, si bien continúan con la Cruz Roja.

AUNOM no aporta ayuda económica a los refugiados, sino solo tiempo y ayuda en la integración. ¿Qué crees que se necesita para hacer voluntariado con refugiados? ¿Crees que cualquiera es válido para ser voluntario?

Se necesitan ganas de conocer a gente nueva, con un posible sistema de valores o creencias diferentes al nuestro, y disponibilidad para compartir tiempo libre con estas personas. Para ello creo que tan solo se debe de tener una mentalidad abierta e interés en acompañarles en su proceso de integración. Así que en este sentido creo que no hay nadie mejor que uno mismo para saber si puede o no ser voluntario.

«Los refugiados han sido los primeros que han mostrado interés por comunicarse y entablar relación con nosotros, a pesar de que algunos apenas sabían unas palabras de español»

Tú eres médico psiquiatra y tratas todos los días con pacientes. ¿Te ayuda tu profesión en algo a la hora de tratar con refugiados?

Creo que sí me ayuda, porque como médico psiquiatra estoy acostumbrada a escuchar a las personas y tratar de entenderlas, a menudo en situaciones difíciles. Trato de no colocarme en ese rol de terapeuta cuando estoy con las personas refugiadas, porque el tipo de relación como voluntaria es distinta, pero supongo que he desarrollado algunas aptitudes personales que me hacen comprender mejor sus emociones o contextos psicobiográficos.

¿Qué es lo que más te llamó la atención de los refugiados y de los voluntarios?

Lo que más me impactó fueron los refugiados de la Guerra de Siria, por la situación tan dramática de huida de su país, en particular algunos muy jóvenes que llegaron solos, habiéndose tenido que separar en algún punto de sus familias, dejándolo todo atrás para empezar una nueva vida. Es increíble cómo el instinto de supervivencia les permitió seguir adelante durante un largo viaje, adaptándose y superando todas las dificultades. Respecto a los voluntarios creo que estábamos todos igual al principio, intrigados por cómo podría resultar el primer encuentro, pero destacaría la buena actitud, disposición y colaboración de todos.

¿Te aporta algo pasar un rato de tu tiempo libre con refugiados?

Sí, está siendo una experiencia muy buena, sobre todo porque parece que está siendo positiva para ellos y eso me alegra. Si yo estuviera en su lugar también me gustaría que me acogieran y tendieran la mano, y por eso lo hago. Además, a mí personalmente me abre una ventana a otras culturas a las que de otra manera no podría acceder, o países que no podría visitar, según la situación internacional actual. Es en parte una manera de vivir más de cerca la actualidad que asola a estos países y tomar parte en ella. Son personas que están en una situación anormal, lejos de sus casas y muchos de sus familias, que no han escogido venir a Navarra, pero de hecho ya están aquí y debemos de convivir, así que si en algo les sirvo de ayuda, para mí al mismo tiempo resulta muy enriquecedor.

«Es increíble cómo el instinto de supervivencia les permitió seguir adelante durante un largo viaje, adaptándose y superando todas las dificultades»

¿Crees que los refugiados tienen la actitud adecuada para integrarse en Pamplona?

De los que tratamos habitualmente me parece que sí, que están haciendo increíbles esfuerzos por aprender el idioma e integrarse. Muestran interés por hablarnos e intercambiar sus experiencias, y de hecho vemos que lo van logrando, porque hace unos meses hablaban muy poco español, o nada, y ahora podemos tener conversaciones cada vez más extensas. Además de sus clases de español diarias, con nosotros quedan para dar una vuelta por Pamplona o tomar algo, y tienen interés por socializarse y conocer más sobre nosotros y la ciudad. Además, muchos ya están buscando vivienda para los próximos meses y solicitan alguna ayuda en la búsqueda, pero lo afrontan con bastante autonomía, con lo que parece que todo eso son signos de que quieren integrarse.

¿Consideras que su cultura o religión puede suponer un problema para lograr dicha integración?

No lo creo; podrá costarles más o menos encontrarse con otras costumbres, lo que constituye un proceso de adaptación lógico y que nos sucedería a cualquiera en un país extranjero, pero siendo esto algo normal y que pasado un tiempo se debe conseguir superar no lo veo en ningún caso como un problema.

¿Por qué recomendarías hacer este voluntariado?

Se lo recomendaría a quien le pueda interesar la experiencia, para que se atreva a probar y romper muros. Creo que se aprenden muchas cosas haciendo voluntariado, que tanto ellos como nosotros necesitamos entender y asumir nuestra historia contemporánea y que a los refugiados les está ayudando en algún sentido.

Si quieres participar en el proyecto solidario  de voluntariado con refugiados impulsado por AUNOM, o simplemente quieres conocer de primera mano qué es la Agrupación Universitaria por Oriente Medio, mándanos un mensaje y te pondremos en contacto con ella.

Testimonios de los voluntarios con refugiados en Pamplona

En comunidad

Foto destacada: Excursión del grupo de Aunom por en centro de Pamplona. ANTONIO GARCÍA

  • Santiago Martínez: «lo importante es que ellos me ayudan a ser mejor»
  • Isabel Fernández: «¡Y es increíble cómo agradecen las pocas horas que sacamos, cada uno de los del grupo, para ayudarles de la forma que sea!»
  • Santiago de Navascúes: «Ellos necesitan gente que les integre y les dé consejo en esta sociedad tan distinta a la suya»

ELENA TERÁN.- El programa de voluntariado con refugiados en Pamplona ha ido creciendo desde septiembre. Hay un grupo de whatsapp entre voluntarios y refugiados que ya suma 78 personas. Aunque no todas sean asiduas a los planes, solo tener a alguien que conteste a los mensajes, les haces sentirse integrados. Hemos hablado de la experiencia de Saadat, y de la de Youssef, pero también hemos querido saber cómo se sentían los voluntarios que han compartido sus historias en Pamplona. Cuando contamos la historia de Gabriela Andreevska, la voluntaria macedonia, algunos de los voluntarios nos enviaron sus percepciones, que os ponemos a continuación:

Santiago Martínez, doctor en Historia Contemporánea y coordinador de Aunom: “Nunca pensé que tendría amigos sirios, azeríes, iraquíes, cameruneses… Ahora que han llegado a Pamplona y he escuchado sus historias, conozco el mundo mejor que hace unos meses. Pero no solo sé más. En realidad, lo importante es que ellos me ayudan a ser mejor. Suena cursi, pero es verdad”.

Elena Bustamante, estudiante de 5º de Historia y Periodismo en la Universidad de Navarra: “Para mí ser voluntaria del proyecto de Aunom es algo más que el simple voluntariado. No es quedar con personas desconocidas y enseñarles español, al final supone forjar una amistad, una pequeña comunidad con los refugiados. Sinceramente, he hecho muchos voluntariados a lo largo de mi vida, y esta experiencia ahora no es tanto un voluntariado como una oportunidad de conocer historias y personas increíbles, y simplemente, tomar un café”.

Santiago de Navascúes, doctorando en Historia en la Universidad de Navarra. “La experiencia de conocer y tratar a gente refugiada me ha obligado a poner rostro a una tragedia que, habitualmente, sentimos lejana. Son tantas las tragedias y el abuso de la información, que cuesta hacerse cargo de lo que realmente sucede. Aquí, en Pamplona, hay refugiados. Hay gente que apenas sabía esto. Es un drama que muchas veces no percibimos.

Poder estar con ellos ha sido una suerte. He conocido a gente muy buena en una situación muy difícil y he podido ayudarles mínimamente con un poco de tiempo. Ellos necesitan gente que les integre y les dé consejo en esta sociedad tan distinta a la suya. Muchos de ellos, además, están lejos de sus familias, y los voluntarios se convierten en una especie de familia para ellos. También los voluntarios reciben mucho, porque tenemos la oportunidad de conocer culturas distintas y gente con una visión del mundo muy diferente. La experiencia es positiva desde todos los puntos de vista”.

Teresa Reina, estudiante de 4º de Periodismo e Historia de la Universidad de Navarra. “Cuando empecé de voluntaria en Aunom era una sola la idea que tenía en mi cabeza: esta es mi oportunidad de cambiar las cosas, de ayudar de verdad a las personas que están viviendo el drama de la guerra. Pues bien, después de haber conocido a los refugiados me doy cuenta de que esa labor de voluntariado está siendo real, sí, pero más real aún es el hecho de que ellos me están enseñando un modo diferente de ver el mundo y de valorar aspectos de la vida cotidiana que en occidente están pasando a un segundo plano como son la familia, la religiosidad… Es algo que nunca olvidaré”.

Joana Escamilla, médico residente en la Clínica de la Universidad de Navarra. “El conocer a las personas que han venido refugiadas a España ha hecho que deje de pensar en refugiados y piense en un nombre y la historia que tienen detrás. Ha humanizado un conflicto  intensamente mediatizado, pero poco comprendido. El conocer la historia personal de cada uno hace que entienda un poco más la realidad que se vive”.

José Manuel Cuevas, estudiante de 4º de Periodismo e Historia de la Universidad de Navarra. “Compartir con los refugiados ha sido algo muy especial para mí porque, como no soy español, no los veo como extranjeros que llegan a mi país, sino como personas comunes y corrientes que también llegaron aquí, aunque por causas muy diferentes. Esa empatía me abrió las puertas con ellos para ayudarles en su adaptación a Pamplona y para hacer un intercambio cultural sumamente enriquecedor”.

Isabel Fernández Acín, estudiante de 5º de Derecho y Ade de la Universidad de Navarra. «Llevo dos semanas, junto con otros 4 voluntarios, intentando ayudar a Hadel y Jalal, y sus 3 hijos, a encontrar un piso en Pamplona. Jamás imaginé que fuese tan difícil encontrar una vivienda de 3 habitaciones por un importe de 720 € al mes. Éste importe está asegurado por nuestro gobierno, ASEGURADO; va directo de las arcas del Estado a la cuenta del propietario del piso… Pero es muy duro ver que la gente no se fía del gobierno, no creen en esta garantía… ¿O no creen en Hadel y Jalal por ser refugiados?

Llevamos acumulados más de 24 noes, y sabemos que llegarán muchos más, pero seguimos luchando. Hadel y Jalal siguen luchando, siguen manteniendo la esperanza… Pero es difícil ver como las innumerables puertas a las que llamas se cierran.

No sé si son prejuicios, falta de credibilidad, desconfianza, escasez en la oferta de pisos para alquilar… No sé si son ellos y yo que nos expresamos mal, o el de la inmobiliaria que no consigue transmitir efectivamente el mensaje al propietario… No sé ni quién ni qué puede ser el causante de nuestra temporal derrota en esta búsqueda…

Lo único que sé es que una madre y un padre, que han venido a España con sus 3 hijos, llevan más de 3 meses buscando piso en Pamplona. Se sienten rechazados, cansados, abatidos…. Ellos no eligieron esto, tenían una vida plena antes… Se esfuerzan y luchan cada día…

¡Y es increíble cómo agradecen las pocas horas que sacamos, cada uno de los del grupo, para ayudarles de la forma que sea!  Es increíble la fortaleza que tienen, aunque atisbes la desesperanza en sus ojos cuando reciben el 6º no de la tarde, siguen andando a la siguiente puerta con una sonrisa».

 

Cómo gestiona Europa la crisis humanitaria

En contexto

Foto destacada: Foto libre de derechos obtenida de Pixabay.

  • La guerra de Siria ha generado un número estimado de 5 millones de desplazados
  • El número de personas desplazadas de sus hogares como consecuencia de los conflictos y la persecución en sus países de origen ha superado los 65 millones por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial
  • España debe acoger a casi 18.000 refugiados antes de septiembre de 2017

ANTONIO GARCÍA .- “Hasta el 26 de septiembre y con cifras del Ministerio del Interior, habían llegado a España 328 solicitantes de asilo reubicados desde Italia (50 personas) y Grecia (348)”. Así abría una noticia Expansión hace apenas una semana. Hace algo más de dos, concretamente el 21 de octubre, Efe había informado de que, hasta ese momento, se había “concretado la acogida de unas 600 personas solicitantes de asilo de las que, aproximadamente la mitad, lo ha hecho vía reubicación, es decir, procedentes de Grecia y de Italia y, la otra mitad, vía reasentamiento desde Líbano y Turquía”. Sin embargo, estas cifras puede que no nos digan nada. ¿Son muchos o pocos los refugiados llegados a nuestro país?

Como dato para aportar contexto, es bueno saber que solamente la guerra de Siria ha generado un número estimado de 5 millones de desplazados, personas que se han visto obligadas a dejar sus ciudades (y, en algunos casos, incluso su país) por motivos bélicos. Otro dato a tener en cuenta, este facilitado por ACNUR, es que el número de personas desplazadas de sus hogares como consecuencia de los conflictos y la persecución en sus países de origen ha superado los 65 millones por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Como informó el pasado 24 de octubre El Diario, el Parlamento cántabro advirtió, tras señalar que en el caso de Grecia solo se ha cumplido el 6% de los compromisos de reubicación, que a este ritmo «se tardarían 16 años en cumplir los compromisos de reubicación».

Los compromisos de España

Lo cierto es que uno de los mayores desafíos del gobierno español en materia internacional, si no el más urgente, es dar cumplimiento a los compromisos alcanzados con la Comisión Europea en materia de acogida de refugiados. Según estos compromisos (fruto de los acuerdos alcanzados en los sucesivos consejos europeos celebrados en 2015 para intentar atajar la crisis humanitaria actual), España debe acoger a casi 18.000 refugiados antes de septiembre de 2017; 1.400 de ellos procederían de campos de refugiados en países de primera acogida, principalmente Turquía, y el resto de suelo europeo.

Los refugiados acogidos en nuestro país pasan a formar parte del sistema español de Acogida e Integración de solicitantes y beneficiarios de protección internacional, que les ofrece la permanencia en un centro de acogida, bien del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, bien de alguna ONG subvencionada por el Gobierno. En ellos, tal y como informó La Opinión de Murcia, “se garantiza alojamiento, manutención, asistencia jurídica, asistencia psicológica, atención social y asesoramiento, además de acompañamiento a centros escolares, sanitarios y sociales públicos”. Además, se les “enseña el idioma y habilidades sociales básicas, orientación e intermediación para la formación profesional y la reinserción laboral, actividades culturales y ayudas económicas”.

La Unión Europea ante la crisis humanitaria

La distribución de estos desplazados por la guerra de Siria y por otros conflictos bélicos mundiales se pactó, como ha sido mencionado, en sucesivos consejos europeos celebrados el año pasado. La Comisión Europea, de hecho, diseñó dos programas complementarios para tal reparto, tal y como explica El Mundo. Por un lado, el de reasentamiento, por el que los Estados Miembros acogerían a más de 22.000 personas que están fuera de la UE (fundamentalmente en lugares como Líbano, Jordania o Turquía). De esa forma, además, se pretendía evitar la entrada ilegal de posibles desplazados, emigrantes y solicitantes de asilo. Mediante el segundo programa, el de reubicación, la Comisión intentó imponer cuotas obligatorias para redistribuir a 160.000 personas ya llegadas a Europa (localizadas principalmente en Hungría, Grecia e Italia). No obstante, la negativa a aceptar el acuerdo por parte de algunos socios europeos como Hungría o Austria hizo fracasar el sistema.

Actualmente, hay países con los deberes todavía por hacer. A fecha de 3 noviembre, según informó El Nacional, Bulgaria sólo había acogido a 6 personas y Eslovaquia a 3. En el conjunto de la Unión Europea, según este medio, de los 182.000 refugiados aceptados, sólo habrían llegado 17.960 a fecha de 3 de noviembre, algo menos de un 10%.

Iniciativas solidarias

Ante este panorama, se podría pensar que es realmente difícil cumplir los plazos establecidos y dar acogida a tiempo al ingente número de desplazados a nivel mundial. Sin embargo, no todos son malas noticias ni se debe caer en el pesimismo. Lo cierto es que, en varios países europeos, se están poniendo en marcha iniciativas para que la integración de los refugiados que llegan a suelo europeo sea lo más rápida y fácil posible. Una de estas iniciativas es el proyecto Befriending. Integrado por un grupo de socios y donantes del Comité español de ACNUR, este proyecto “se dirige a personas que se han visto obligadas a huir de sus países por la guerra y la persecución y su objetivo es fortalecer su integración a través de la sociedad civil y el voluntariado”, según informó la portavoz de ACNUR en España, María Jesús Vega, el pasado 28 de octubre.

Según Vega, ACNUR puso en marcha por primera vez el proyecto de Befriending en Malta en 2014 y en España fue implementado al año siguiente, hasta ahora únicamente en Madrid. “En Befriending entre 2 y 4 voluntarios ofrecen su tiempo a una familia o persona refugiada con la que realizan con cierta regularidad actividades culturales, practican español, comparten ocio y tiempo libre y terminan en muchos casos forjando amistad”, explica la portavoz de ACNUR en España. La idea es que los mentores del proyecto sean “agentes de movilización que abrirán a estos refugiados un mundo de posibilidades a través de su entorno familiar y de amistades. Caminarán a su lado, pero no por delante de ellos; les ayudarán a tomar decisiones pero sin adueñarse de sus procesos personales”, en palabras de Vega.

Algo parecido ha puesto en marcha AUNOM en la Universidad de Navarra con su proyecto solidario de ayuda a la integración de refugiados. A pesar de no contar con muchos medios materiales, lo más importante es contar con el medio inmaterial más importante: el tiempo. En AUNOM lo saben, y por eso sus voluntarios dedican parte de su tiempo semanal a la ayuda de la integración de los refugiados llegados a Pamplona. Porque si el proyecto de gestión de la crisis humanitaria a nivel mundial no se ha solucionado en cuanto a la cantidad de personas acogidas, algunos se empeñan en que la calidad de dicha acogida sí que esté a la altura.

Gabriela Andreevska, dos años ayudando en un campo de refugiados de Macedonia

En primera persona

Foto destacada: Gabriela Andreevska con un corazón hecho por una refugiada. GABRIELA ANDREEVSKA

  • «Los refugiados comenzaron a pasar literalmente por delante de la puerta de mi casa, no podía cerrar los ojos»
  • «Aunque trabajase en un supermercado, seguiría apoyando a los refugiados»
  • «Todos los días escuchas a alguien que quiere suicidarse, ¿qué dices a eso?»

ELENA TERÁN.- Es complicado contactar con Gabriela Andreevska. Llevo dos semanas esperando a que tenga buena conexión a internet y finalmente conseguimos contactar por skype. Es voluntaria en Vinojoug (Gevgelija), un campo de refugiados en Macedonia. Nació hace 26 años en el pueblo de al lado, y cuando comenzaron a pasar refugiados, literalmente, por delante de la puerta de su casa, no se pudo quedar con los brazos cruzados. Al Jazeera la llamó el ángel de la frontera macedonia. Las cosas han cambiado un poco desde el vídeo de Al Jazeera, con el cierre de fronteras, y Gabriela nos ha contado en qué.

¿En qué has estado involucrada últimamente?

He estado viajando bastante, por temas relacionados con la situación de los refugiados, a Grecia, Alemania, Bélgica… Representantes de varios países estuvimos en Bruselas en Parlamento Europeo para reunirnos con representantes de los partidos de izquierdas, pero las dos últimas reuniones no tuvieron buenos resultados. En general, son reuniones de activistas que plantean unos puntos de vista y tratan de buscar soluciones de futuro. Se trata de redes informales de personas implicadas más que partidos formales, por ejemplo yo estoy en Welcome to Europe.

¿Y en qué consiste ese grupo?

Se trata de una página web que da información sobre los países, está enfocada a los refugiados para que tengan información sobre cuál es la situación, pero también para personas sensibilizadas con el tema que quieran saber más. Todos los que escriben son voluntarios y se reúnen dos veces al año en Alemania y todos los que reportan sobre sus países van y discuten cómo se puede mejorar la monitorización de sus zonas. Ademas, también se tratan otros temas como integración, educación, legalidad…

¿Hay algún representante de España en el grupo?

En la última reunión no. Eran sobre todo personas de países de la ruta balcánica, que siguen los refugiados desde la costa de Grecia hasta Alemania, Suecia… pasando por Croacia, Serbia… El objetivo de la mayoría de los refugiados es llegar a Alemania o Suecia, pero la ruta balcánica es un lugar de paso.

¿El campo en el que eres voluntaria es de tránsito?

En teoría sí, pero el problema es que después de que se cerrasen las fronteras no hay posibilidad de avanzar o retroceder. Llevan ocho meses viviendo en el campo. El pueblo donde viven mis padres, Demir Kapija, es muy pequeño y  está al lado de la frontera. Antes pasaban muchos refugiados por allí, por la puerta de mi casa, pero ahora está todo más calmado.

Siendo voluntaria en el campo me imagino que no recibirás salario, ¿de qué vives?

 Trabajo en un proyecto internacional llamado Bridgedale360. Trabajo a tiempo parcial desde mi casa, a través de internet, así que tengo disponibilidad para poder ir al campo y ayudar. Mi trabajo además está muy relacionado con la educación, proporcionamos ideas para talleres educativos, relacionados con la sostenibilidad y la ecología responsable. Algunos de los proyectos están conectados con refugiados, con cómo hacer de este mundo un lugar mejor… así que todo está relacionado al final.

¿Cómo decidiste involucrarte en esto?

 No sé si es algo solo mío o si cualquier persona en mi situación habría reaccionado así. Cuando masas de personas sin hogar pasan por delante de tu casa, es difícil mirar para otro lado. Ellos dormían en la estación de autobús, y pronto algunos ciudadanos nos organizamos para ayudar. Cuando se creó el campo en Gevgelija, otra localidad, fui allí para ayudar.

¿Has pensado en dejarlo?

No creo que pueda parar con esto. Incluso mi trabajo está relacionado al final con ellos, los refugiados. Intenté vivir en Pamplona, España, y hacer trabajo de campo para mi proyecto, pero regresé con los refugiados. No puedo rendirme, y creo que incluso si trabajase en un supermercado seguiría relacionando mi trabajo con esto. Todo tiene mucho que ver con la crisis del sistema, que hace a estas personas dejar sus países.

» Todos los días escuchas a alguien que quiere suicidarse, ¿qué dices a eso?»

¿Y cuál es su situación actual? 

La situación ha cambiado mucho: la gente está bloqueada en Macedonia, un país que no es parte de la Unión Europea. Antes podían pasar hasta 300 personas al día, era físicamente intenso, ahora es todo psicológico. 130 personas llevan ocho meses viviendo un campo de refugiados sin un futuro claro. Es como una prisión, no puede ir a ningún sitio, ni siquiera a la tienda. Cruz Roja debe acompañarles a los sitios o llevarles las cosas. Las condiciones en el campo no son extremadamente malas, está acondicionado, la comida es decente… pero sin libertad de movimientos no hay calidad de vida.

Están deprimidos, y esa tristeza se traspasa a los voluntarios. Todos los días escuchas a alguien que quiere suicidarse, ¿qué dices a eso? No puedo hacer otra cosa que escuchar y dar comida. Cada día al menos lloro una vez, es muy frustrante no tener soluciones.

¿Y hay algún plan para ellos?, ¿tienen un futuro? 

Si quieren quedarse en Macedonia no es complicado empezar el procedimiento, el problema es que la mayoría quieren pasar a Europa. Por otro lado, el Gobierno ha cambiado la legislación y todos aquellos que provengan de países “seguros”, como por ejemplo Grecia, son rechazados. Muchos de ellos, sobre todo mujeres, además tienen familia en Alemania y otros países, y quieren la reunificación familiar, pero es complicado porque Macedonia no está en la Unión Europea. Al principio la Embajada de Alemania en Macedonia rechazaba todas las solicitudes, pero hace poco a dos mujeres se les ha han permitido, después de ocho meses, ir con sus maridos.

Pero la reagrupación o quedarse en Macedonia es muy complicado, la mayoría de ello están en el limbo: no hay camino hacia delante ni hacia atrás.

¿Y  tienen apoyo psicológico?

Sí, de Unicef. Hay psicólogos que también atienden a los trabajadores, es complicado asumir esa situación para todos. Pero es solo para refugiados y empleados de Unicef, para mi, por ejemplo, no.

«Todos los días lloro al menos una vez, y no creo que haya nadie en este campo que no lo haga»

¿Y sientes que te haría falta?

Claro. Todos necesitamos a estas alturas. Estoy cansada y motivada al mismo tiempo, pero siento que puedo necesitar apoyo. Todos los días lloro al menos una vez, y no creo que haya nadie en este campo que no lo haga.

Veo que ellos están mal, pero a la vez tienen una fuerza extraordinaria y en ocasiones ellos me animan a mi. La amistad también ayuda, la amistad que hemos creado con ellos. Por muchos psicólogos que haya, no van a hacer milagros con los problemas, todo se basa en saber escuchar. Esta fraternidad me hace seguir yendo al campo, a ayudarles, pues siguen siendo humanos, no un número olvidado en un campo.

Pero hay días que son peores. A veces ellos solo quieren sentarse en algún lugar y llorar, y hay que respetar eso.

Algunos gobiernos europeos esgrimen la excusa de que entre los refugiados vienen terroristas o personas que odian Europa, para así parar la acogida, ¿has encontrado algún caso en los dos años que llevas en la frontera?

(Sonríe) La mayoría de ellos no saben ni a dónde van, cómo van a saber si odian algo que no conocen. Están demasiado asustados. Eso sí, hay problemas de integración y todos los seres humanos tenemos sentimientos negativos cuando vemos algo que no nos gusta. Nadie ha manifestado odio a Europa, pero con todo lo que se está haciendo mal, sí que hay muchas voces críticas, tanto entre los refugiados como entre los europeos que ven lo que está pasando. La Unión Europea está unida, pero ¿en qué?

Todo es triste y frustrante. Espero que las cosas cambien para mejor en un futuro, y ese es el punto: nunca puedes perder la esperanza.

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¿Conoces a otros voluntarios que hayan dado tanto por una causa? ¿Qué opinas de que haya gente que de su vida a los demás? Envíanos tus respuestas por mensaje privado o comentando la publicación.

Presentación del proyecto solidario con refugiados de AUNOM

En comunidad

Foto destacada: AUNOM contó con la presencia de un refugiado iraquí, Youssef Alrubaie, en la presentación de su proyecto solidario. Foto cedida por AUNOM

  • AUNOM (Agrupación Universitaria por Oriente Medio) es una organización de estudiantes, profesores y profesionales de distintos ámbitos que pretende dar a conocer cuestiones relacionadas con Oriente Medio y mundo islámico
  • Desde mediados de octubre, está promoviendo la integración de los refugiados llegados a Pamplona mediante encuentros con ellos y gestiones administrativas
  • Para dar a conocer el proyecto, dos estudiantes y un refugiado iraquí organizaron ayer, 2 de noviembre de 2016, un coloquio abierto a cualquiera que desee informarse sobre cómo ayudar en esta iniciativa

ANTONIO GARCÍA.- Integrarse nunca es fácil. Pensemos en un chico que entra en un colegio nuevo, o en cualquier profesional al que cambian de puesto de trabajo. Ahora pensemos en un iraquí que se ve obligado a viajar a un país distinto, con otra cultura, lengua y religión. La integración sólo es posible si los habitantes del país que recibe al refugiado coopera en dicha integración. AUNOM, la Agrupación Universitaria por Oriente Medio, ha puesto en marcha una iniciativa de voluntariado para tal propósito, y la da a conocer ante un concurrido público.

Si quieres participar en el proyecto solidario  de voluntariado con refugiados impulsado por AUNOM, o simplemente quieres conocer de primera mano qué es la Agrupación Universitaria por Oriente Medio, mándanos un mensaje y te pondremos en contacto con ella.

19.50 Tomás Gómez-Acebo toma la palabra y da las gracias a Santi Martínez, a los voluntarios y a Youssef por haber estado presentes. Asegura que la Universidad se enorgullece de ellos, por la labor y el ejemplo que dan. La audiencia aplaude y concluye el acto.

19.48 Youssef responde que él vive en un piso con gente de distintos países, y que todos buscan cambiar su vida y trabajar. Por ello, no cree que deba haber problemas, ni por cuestiones de religión ni por cuestiones de cultura. Al final, todos busca la felicidad.

19.47 Nueva pregunta para Youssef, esta vez sobre si cree que puede haber problemas entre culturas como consecuencia de la crisis migratoria que se ha desatado en Europa. Mohammed, uno de los refugiados que acaba de entrar, saca el móvil para grabar la respuesta.

19.46 Se abre la puerta de la sala y entran dos personas extranjeras. Son otros dos refugiados, amigos de Youssef. Youssef los saluda en árabe y los presenta a la audiencia: sus nombres son Mohammed y Abdul. Éstos se dirigen al fondo de la sala, donde toman asiento.

19.44 Youssef responde rápido que su familia. Su hermano especialmente. Su padre murió cuando él era joven, y a menudo se acuerda de él.

19.43 Ahora le preguntan qué es lo que más echa de menos.

19.42 Youssef responde que la gente aquí es muy amable, no desconfía de él por ser extranjero. Esto sí que le ocurría en otros países, como Turquía o Grecia. A él le gusta España y se quedaría aquí a trabajar. Es economista, pero afirma que trabajaría de cualquier profesión.

19.41 Le siguiente pregunta es cuál es su mayor problema para integrarse en España.

19.38  Youssef responde que el futuro solo lo conoce Dios, pero él piensa a menudo sobre eso. Él quiere cambiar su título universitario y trabajar en España. Así se podría integrar mucho más y más rápido. Afirma que sigue rezando para poder encontrar un lugar en el que asentarse.

19.37 Le preguntan a Youssef cómo se ve en 10 años.

19.34 Youssef responde que él ha vivido toda su vida con Iraq en guerra. Aún hoy, su país sigue en guerra. Su vida ha sido difícil, él estudió en Iraq y vivió allí siempre. Pero no debería ser así. Islam significa “paz”. El problema son los grupos radicales. Por tanto, no cree que la guerra acabará a corto plazo. Él ama su país, pero no cree que el conflicto vaya a cesar pronto.

19.33 La siguiente pregunta es si Iraq alcanzará la paz.

19.31 Youssef responde que él nunca dejó de rezar, pues era lo único que podía hacer. Alá le ha mantenido vivo, y considera que eso es suficiente.

19.30 Le preguntan cómo le ha ayudado Dios en su viaje.

19.25 Youssef responde que mucha gente fue a Turquía. Él estuvo en la frontera un mes; tras ese tiempo, las autoridades turcas le dejaron entrar en el país. En Turquía tenía que comprar la comida, pues no tenía estatus de refugiado. La vida era difícil, pues la gente no sabe qué hacer con el tiempo. Él pasaba todo ese tiempo de espera cantando o escribiendo.

19.24 La segunda pregunta es sobre el tiempo que pasó en Turquía.

19.20 Youssef responde que huyó en coche y se dirigió al norte, a Erbil y a Turquía. En Turquía estuvo un mes, de donde decidió salir a Grecia. En Grecia cogió un barco de plástico con 50 personas más. El jefe del barco les dijo que tenían demasiadas mochilas y demasiadas personas, pero aguantaron 3 horas en el mar. Tras ese tiempo, el motor se estropeó. Tras 2 horas a la deriva, llegó la policía griega, que recogió a niños, a mujeres, a mochilas y a hombres en último lugar.

19.19 Tomás Gómez-Acebo anuncia que se abre un turno de preguntas para cualquiera de los ponentes. La primera pregunta es de un chico joven entre el público. Se dirige a Youssef, y pregunta cómo fue su salida de Iraq.

19.18 Tras el final de la canción, sonríe y agradece al público su atención. Éste responde con un sonoro aplauso.

19.15 Youssef canta en árabe. Canta con pasión, con los ojos cerrados y la voz firme pero cargada de emoción.

19.13 Youssef se presenta, y agradece a la gente de España su amabilidad. Sin embargo, admite que aún tiene algunos problemas. No es un inmigrante económico; es un refugiado, y necesita descansar. Él vive con otras 6 personas en la misma casa, por lo que es difícil descansar y desconectar. Además, no tienen abogado a quien pedir asesoramiento. Termina confesando que en Iraq cantaba en celebraciones, y se aclara la garganta para empezar una canción.

19.10 Teresa Reina se presenta. Es de San Sebastián, pero lleva 4 años estudiando en Pamplona. A continuación, explica cómo AUNOM salió de las aulas para comenzar su labor en la calle, su proyecto de voluntariado. Éste empieza con la llegada de los refugiados a Pamplona en mayo de 2016. En estrecha colaboración con Cruz Roja, los voluntarios tratan de trata de quedar con los refugiados en distintos momentos para que practiquen el español y enseñarles la ciudad. Son 50 refugiados, de distintas nacionalidades, y tienen 6 meses de residencia tutelada por el Ministerio del Interior. Los solteros viven en pisos de Cruz Roja, las familias en una residencia. Tras estos 6 meses, los refugiados tienen que buscar vivienda. Cáritas les ayuda, al mismo tiempo que AUNOM y el asesoramiento jurídico de la Facultad de Derecho de la Universidad. Termina pidiendo la colaboración a la audiencia y le cede la palabra a Youssef Alrubaie.

10.08 José Manuel Cuevas continúa informando de que AUNOM lleva 1 año organizando conferencias con periodistas nacionales y extranjeros, corresponsales, militares, académicos, miembros de Cruz Roja y Cáritas, etc. El objetivo es conocer la situación mundial desde distintos puntos de vista, desde distintas perspectivas. A continuación le da la palabra a Teresa Reina.

10.05 José Manuel Cuevas se presenta. Es de Colombia, pero lleva 4 años estudiando Historia y Periodismo en Pamplona. Habla de AUNOM, pues él estuvo en su fundación hace un año. Explica cómo comenzó siendo una iniciativa de Santiago Martínez, profesor de Historia Contemporánea en la UNAV, quien decidió abrir un espacio para conocer mejor los «mundos islámicos», entre ellos Oriente Medio. Los alumnos no son expertos, pero aportan iniciativas para traer expertos y conocedores de distintos temas, siempre con respaldo institucional.

19.02 Tomás Gómez-Acebo da la bienvenida a la audiencia y abre sesión. Habla del espíritu de servicio, una marca de la casa UNAV, y de cómo el voluntariado es uno de los modos en que se desarrolla este espíritu de servicio. Para Gómez-Acebo, «sólo se necesitan disposición y ganas de ayudar». A continuación presenta a los ponentes, Teresa Reina, José Manuel Cuevas y Youssef Alrubaie. Termina dándole la palabra a José Manuel.

19.00 Llegan y toman asiento los ponentes: Tomás Gómez-Acebo (Vicerrector de Alumnos de la Universidad de Navarra), Teresa Reina (estudiante), José Manuel Cuevas (estudiante) y Youssef Alrubaie (refugiado iraquí en Pamplona).

 

 

 

 

Buscando un hogar

En profundidad

Foto destacada: Mujeres con velo. PIXABAY

  • El Ministerio del Interior tiene dos fases para que los refugiados se adapten, y la segunda consiste en alquilar una vivienda por cuenta propia
  • Hadel y Jalal son un matrimonio palestino que lleva más de dos semanas de prórroga de la primera fase, pues no encuentran casa de alquiler

ELENA TERÁN.- Hadel y Jalal son dobles refugiados: primero palestinos refugiados en Siria y, desde hace seis meses, en Pamplona junto a sus tres hijos. Son de esa minoría de personas que acumulan exilios a sus espaldas y sienten en su fuero interno que no encajan en ningún lugar.

Hadel no quiere fotos, lleva el al-mira perfectamente colocado y su sonrisa destaca entre la tela. Se trata de un velo de dos piezas, una que se ajusta a la cabeza y otra ajustada con forma tubular y agarrada con horquillas a los lados de su cara. Jalal es un hombre fuerte y velludo que apenas habla español y se comunica en árabe con su esposa a una velocidad pasmosa para los que no entendemos sus palabras.

Desde hace unos días sienten que nadie les quiere en España, que nadie les va a acoger ni a ayudar y puede que en su subconsciente se imagen con las maletas de nuevo, atravesando fronteras. En el programa de acogida que les ampara hay varias fases, y ellos han superado la primera, que consiste en vivir seis meses en un centro de acogida. Ahora toca la primera prueba de autonomía: buscar piso.

Saadat Baghirova, refugiada de Azerbaiyán, consiguió casa hace un par de días, y va casi saltando por el centro de acogida, invitando a todos a su fiesta de inauguración en su piso de 300 euros de la Chantrea. Hadel sonríe, pero una sombra de pesar atraviesa sus ojos, pues su familia debería haber encontrado casa hace dos semanas y siguen sin nada.

Cuando Hadel y Jalal llegan con su aspecto, su desconocimiento parcial del idioma y su hoja que dice: «refugiados», las inmobiliarias cierran filas.

El problema no es que esta familia se vaya a quedar en la calle, pues Cruz Roja va a seguir dándoles un techo bajo el que dormir, sino que nadie podrá ocupar su plaza. Desde Madrid, además, ven la falta de integración como un problema y puede que repercuta en sentido negativo para la acogida de más personas. El protocolo del Ministerio del Interior sobre el estatus de los refugiados tiene dos fases, y en caso de no cumplirse los plazos o no tener recursos, hay unas ayudas, que se justifican por la vulnerabilidad de las personas; en este caso, una familia sin recursos entrería dentro de la consideración.

Después de la crisis, muchas inmobiliarias comenzaron a pedir a aseguradoras que certificaran la fiabilidad de los avales, y que dieran un respaldo a los contratos de alquiler. Para aceptar inquilinos, muchos propietarios exigen el visto bueno y el sostén de un seguro, que obliga a tener una nómina o un aval al arrendador. El problema es que la mayoría de las aseguradoras no aceptan el documento que certifica el pago desde el Gobierno. Pero, ¿hasta qué punto son rechazados solo por formalidades bancarias?

Los propietarios tampoco está conformes con que solo sea un alquiler por seis meses, lo que dificulta aún más todo el proceso. Nadia Zakharova, responsable de la Cruz Roja, dice que es mejor no hablar en primer lugar de este problema a las agencias, pues normalmente las familias suelen encontrar trabajo y puede seguir pagando el alquiler.

Hadel y Jalal todavía no han encontrado una casa, pero siguen buscando.

¿Conoces a alguien que tenga una casa en Navarra que pueda alquilarles? Envíanos un mensaje privado o comenta este post con tus ideas.

Conociendo el idioma

En imágenes

ANTONIO GARCÍA.- Unos días después de su último encuentro, el sábado 22 de octubre varios voluntarios de AUNOM (Agrupación Universitaria por Oriente Medio) organizaron una reunión con los refugiados que quisieran mejorar su español. El resultado fue gratificante para todos y más de un voluntario acabó aprendiendo algo de árabe. Para los refugiados sirios e iraquíes fue una oportunidad más de poder integrarse en la sociedad que les acoge, así como una ayuda extra en su aprendizaje de la lengua castellana.

Los refugiados trataron de mantener conversaciones en español con los voluntarios, aunque en algunos momentos hubo que recurrir al inglés. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Los refugiados trataron de mantener conversaciones en español con los voluntarios, aunque en algunos momentos hubo que recurrir al inglés. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Las clases de español estuvieron salpicadas de clases de árabe y, en algunos momentos, los refugiados cambiaron los roles con los voluntarios. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Las clases de español estuvieron salpicadas de clases de árabe y, en algunos momentos, los refugiados cambiaron los roles con los voluntarios. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Algunos de los refugiados trataron de enseñar árabe a los voluntarios. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Algunos de los refugiados trataron de enseñar árabe a los voluntarios. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Varios voluntarios intentaron escribir su nombre en árabe, algunos con más éxito que otros. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Varios voluntarios intentaron escribir su nombre en árabe, algunos con más éxito que otros. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Mohammed, ciudadano sirio, fue uno de los que más se interesó por escribir en árabe y en español como modo de mejorar el idioma. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Mohammed, ciudadano sirio, fue uno de los que más se interesó por escribir en árabe y en español como modo de mejorar el idioma. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Algunos de los refugiados hablan el castellano realmente bien, como es el caso de Jacques (izquierda), mientras a otros, como Feras (derecha), les cuesta más. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Algunos de los refugiados hablan el castellano realmente bien, como es el caso de Jacques (izquierda), mientras a otros, como Feras (derecha), les cuesta más. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Tras unas dos horas de conversación, los refugiados propusieron dar un paseo por Pamplona. En la imagen, el coordinador de la actividad Santiago Martínez (izquierda) y los refugiados Jacques (centro izquierda), Abdul Khader (centro derecha) y Youssef (derecha). ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Tras unas dos horas de conversación, los refugiados propusieron dar un paseo por Pamplona. En la imagen, el coordinador de la actividad Santiago Martínez (izquierda) y los refugiados Jacques (centro izquierda), Abdul Khader (centro derecha) y Youssef (derecha). ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

El paseo por la Taconera terminó con una foto grupal de los refugiados con los voluntarios, poniendo fin a una mañana en la que cada grupo aprendió mucho, no solo de idioma, sino de humanidad. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

El paseo por la Taconera terminó con una foto grupal de los refugiados con los voluntarios, poniendo fin a una mañana en la que cada grupo aprendió mucho, no solo de idioma, sino de humanidad. ANTONIO GARCÍA / PAMPLONA

Si quieres participar en el proyecto solidario  de voluntariado con refugiados impulsado por AUNOM, o simplemente quieres conocer de primera mano qué es la Agrupación Universitaria por Oriente Medio, mándanos un mensaje y te pondremos en contacto con ella.

Conociendo Pamplona

En imágenes

ELENA TERÁN.- El pasado sábado tuvo lugar uno de los primeros planes con el voluntariado que se encargar de pasar tiempo y apoyar a los refugiados en Pamplona. La visita por la ciudad duró tres horas y sirvió para que los dos grupos se conocieran mejor.

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La visita comenzó en la Plaza del Castillo. A las diez y media comenzaron a llegar los primeros refugiafos, que fueron recibimos por Santiago Martínez, el coordinador del grupo (a la izquierda). ELENA TERÁN/ PAMPLONA

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Para asistir a la excursión se reunieron nueve refugiados y ocho voluntarios para conocer la ciudad. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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Santiago de Navascués está haciendo la tesis en Historia en la Universidad de Navarra. Él fue el encargado de explicar los lugares más emblemáticos de la ciudad. ELENA TERÁN/ PAMPLONA

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En primer plano, de espaldas y de blanco, está Youssef, refugiado iraquí. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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La visita fue sumando integrantes, como el grupo del Documental Building a Home, que fueron a grabar a la familia Baghirov. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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Los refugiados atendieron la explicación de uno de los retablos de la catedral de Pamplona con interés. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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Saadat Baghirova y su familia son de Azerbaiyán y llegaron en mayo a España. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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Juan Manuel Cuevas, de negro, es estudiante de la Universidad de Navarra y voluntario con los refugiados. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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Lulia, con abrigo blanco, es refugiada rusa que ha tenido que huir de su país por estar en contra de la anexión de Crimea. Le cuenta a Teresa Reina, estudiante, su historia. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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El esposo de Lulia está en Lituania y ella no puede ni quiere regresar. Quiere reconstruir su vida en España. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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En el Archivo de Pamplona cada uno indicó dónde vivía en la ciudad, y los refugiados contaron cómo era vivir en sus albergues. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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El mirador del Caballo Blanco es lo más bonito de Pamplona, según Mari Tere, voluntaria con los refugiados, y todos admiraron las vistas hacia la ciudad y las montañas al fondo. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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Abdul es de Siria y puede que sea el soltero más veterano del grupo. Le cuenta su historia a Maria, abogada que es voluntaria. ELENA TERÁN / PAMPLONA

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La visita terminó con un café entre refugiados y voluntarios, que después de tres horas caminando tomaron un respiro. ELENA TERÁN / PAMPLONA

Envía un correo y te pondremos en contacto con Aunom si quieres participar en las actividades de voluntariado con refugiados.

 

La fuerza de una madre

En primera persona

Foto destacada: Saadat, musulmana, cree que la religión debe unir a las personas, llevar a la paz y no a la guerra. JESÚS DORADO

  • La familia Baghirov llegó a Pamplona el 26 de mayo de 2016
  • Saadat Baghirova era oftalmóloga en Bakú, Azerbaiyán
  • El matrimonio salió con sus dos hijos hacia Georgia con siete maletas

ELENA TERÁN.- Tiene la sonrisa alegre y se coloca el flequillo todo el tiempo por detrás de la oreja, cuidando los pequeños detalles. La primera vez que quedamos vino embutida en un anorak blanco para luchar contra el frío de Pamplona en septiembre. Pero no fue la primera ocasión en la que escuché el nombre de Saadat Baghirova, antes me habían contado una historia sobre ella, un detalle en toda la aventura que había vivido desde Azerbaiyán.

El grupo de refugiados llegados a Pamplona en junio fue acogido con los brazos abiertos por AUNOM (la Agrupación Universitaria por Oriente Medio de la Universidad de Navarra). Una de las primeras visitas que organizaron fue conocer la Universidad. El encargado de hacer la visita, Santiago Martínez, coordinador de AUNOM, propuso hacer una foto de grupo al terminar. Antes, se había visitado todo, incluidos los oratorios, pero fue al hacer la foto cuando la voz de Saadat retumbó. Un padre de familia iraquí replicó a Martínez que en la foto no debían salir mujeres. Saadat lo hizo. «Yo siempre digo: me da igual lo que piensen otros musulmanes o los cristianos sobre mi. Yo tengo mi religión en mi corazón y no es para que otros la vean».

Saadat Baghirova era oftalmóloga en Bakú, capital azerí, y vivía con su marido, Kaanan, y sus dos hijos, Gurban y Rena. En mayo de 2016 esta familia salió hacia Georgia, de noche, en el coche de un desconocido que tenía retenidos sus pasaportes. ¿Qué les llevó a poner sus vidas en manos de un extraño? Esta es la historia de una madre que quiere poder hablar a sus hijos de honor. De una mujer que no solo mira por los suyos, sino por otros muchos niños que viven en la pobreza en su país.

Para rastrear la cronología de su huida hay que remontarse al 2011. Ese año su jefe se retiró y el sustituto se dio cuenta de que Saadat no estaba inscrita en el partido del Gobierno, algo obligatorio para todos los médicos del país. Su anterior jefe había pasado por alto esta formalidad, pero en 2011 Saadat se negó a enrolarse en el partido único, pues para ella eso era ceder y legitimar la dictadura. Aquí comenzaron los problemas para la familia Baghirov: Saadat comenzó a ser perseguida y amenazada, y la presión llegó a su cúlmen cuando en febrero de 2016 entraron cuatro hombres en su casa y fue encarcelada y torturada de forma ilegal durante 1o días.

Durante todo este tiempo, Saadat había estado militando de forma clandestina en un grupo de oposición al gobierno, y desde ahí le dijeron que lo mejor era que saliera del país. El impulso final para tomar la decisión vino en abril, cuando fue encarcelada de forma ilegal durante tres días después de haber asistido a un mítin político. Además, desde febrero su hija Rena no podía ir al colegio, pues se habían enterado de quién era Saadat y la perseguían también a ella.

Pagaron 15.000 dólares a un desconocido que les prometió traerles a Europa. Podían haber pagado mucho menos por salir a Georgia o Rusia, pero en esos países existen acuerdos de extradición con Azerbaiyán, por lo que no habrían estado seguros. Como quien coge una bola del mundo y la gira hasta que el dedo se posa sobre un punto del globo, Saadat eligió España como lugar para exiliarse con los suyos. Había estado en otras ocasiones aquí, pero todos desconocían el idioma. En cuatro maletas grandes y tres pequeñas metieron todo lo que pudieron de sus vidas: una de ellas solo llevaba los juguetes de los niños y otra libros.

Cuando se pregunta por cómo fue el decir adiós en Bakú, Saadat rompe a llorar, «lo dejé todo allí. Padre, madre, amigos… Ellos no quieren salir, y no entienden». Todos le pedían que se callase, que siguiera viviendo así, pero Saadat sabía que algo mucho mejor es posible, que hay cosas que pueden cambiarse, «en 20 años ya no habrá petróleo en el país, y será más complicado avanzar hacia la democracia».

El 26 de abril viajaron a Tiflis (Georgia), donde pasaron dos días, y finalmente llegaron a Estambul el 5 de mayo, donde cogieron un avión Pegasus a España. Llegaron por la mañana  y no se podían creer haber llegado. Tantas veces, al ir en el coche por carreteras desiertas, se imaginaron el final de su viaje en cualquier cuneta, que verse en un país seguro era casi un sueño. Ir  con niños hizo que todo fuera más arriesgado, no sabían si aquel hombre era bueno o malo, y durante todo el tiempo solo pensaban «mañana podremos vivir o no, pero hay que seguir». Al llegar a Madrid estuvieron sentados durante horas decidiendo a qué parte de España ir. El 26 de mayo llegaron a Pamplona, porque Saadat tiene alergia al sol y aunque le gustaba Málaga, pensaron que era mejor el norte por el clima.

Todo este revuelo se podía haber evitado con una firma en un papel, y la vida habría continuado igual para los Baghirov. Pero «hay cosas que si tienes corazón, no puedes escribir», dijo Saadat entre lágrimas cuando le pregunté por qué no cedió por sus hijos. Claro que se lo planteó una y mil veces, pero no es permisible ni posible que un país del siglo XXI viva igual que uno de los siglos XVI o XVII.

Si todos saben que lo que el gobierno hace está mal, alguien tiene que decirlo. Hace 23 años que el país está regido por los designios de un dictador y no se puede hablar en su contra. La cuenta de Facebook de Saadat fue clausurada por decir la verdad, ella sabía que podían cerrársela por eso pero, ¿para qué le servía si no podía escribir sobre lo que estaba pasando? «Si yo no puedo escribir, yo no puedo vivir».

Saadat lleva solo cinco meses en España, pero quiere que este país sea su hogar y su refugio. Su coraje es ejemplar y, sobre todo, sus ganas de cambiar las cosas.