ELENA TERÁN.- Después de tres meses escuchando historias de voluntarios y refugiados, se ha visto que apoyar esta causa no es activismo, es humanidad. Si se lee el testimonio de Saadat o la entrevista a Gabriela Andreevska, es complicado conseguir que el corazón siga impasible. Unos días antes de escribir esta entrada, ha ganado Trump en Estados Unidos, ha ganado su política de rechazo a lo diferente, de cerrar fronteras y de expulsar a los musulmanes. En Alemania el AfD (partido euroescéptico contrario a la acogida de refugiados) gana adeptos con una fuerza espectacular, y en España, aunque haya carteles de apoyo a los refugiados en los ayuntamientos y mucha movilización, no se acoge a más refugiados. Cuando se empezó este blog, dijeron que era mejor no posicionarse y permanecer en la neutralidad, pero hay una crisis internacional, personas que se quedan sin hogar y, a veces, sin vida. Claramente cada país tiene que ver cuánto puede asumir, pero las cifras que se manejan en Europa occidental son irrisorias, en junio de 2016 España no llegaban a 600 los refugiados acogidos, mientras que en sólo cinco países de Oriente Próximo (Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto) había en febrero más de 4,5 millones de refugiados sirios.
¿Y por qué no se acoge a más? Los ayuntamientos ponen carteles gigantes con frases esperanzadoras: Refugees, welcome. Casi nadie quiere acoger en el fondo. ¿Para qué traer refugiados a un colegio en Mutilva si no van a poder salir de ahí? Y no, no es que estén presos, es que nadie quiere alquilarles una casa, todas las inmobiliarias cierran filas, y los arrendadores tienen miedo. Muchas personas se pueden plantear por qué el Gobierno de Navarra no cede pisos de alquiler más bajo a estas personas. Pero para ello debería saltarse las listas de espera de otras muchas personas, españolas o inmigrantes, en situaciones económicas complicadas, lo que generaría probablemente un rechazo aún mayor hacia los refugiados de una parte de la población. El gobierno no puede solucionarlo todo, también las personas que conforman la sociedad deben actuar.
Como dice Gabriela en un punto de la entrevista, a ellos les asusta Europa porque no la conocen y piensan que es hostil. Y como para no pensarlo, cuando ante una crisis humanitaria de esa magnitud construimos muros y no hospitales. Pero a nosotros también nos asustan ellos, porque no los conocemos.
Estos meses hemos podido conocer más y mejor, y aunque las entrevistas no hayan sido tantas como hubiésemos querido por falta de tiempo, hemos conseguido contar historias y ver un poco de lo que ha pasado. Y no dejo de preguntarme, ¿acogida? Cuando se acoge a alguien se le abren las puertas de casa. En Pamplona hay magníficos ejemplos de eso, como la labor de Cruz Roja, la iniciativa de Aunom, el colegio Luis Amigó (donde están acogidos algunos de ellos en Mutilva), Beauty for refugees… Pero queda mucho por concienciar, para que Hadel y Jalal sientan que ya han llegado casa después de haber pasado por dos exilios (de Palestina y de Siria).
No me quedo con una imagen negativa del tema, sino con la idea de que hace falta tiempo. A veces los acontecimientos y las reacciones van más rápido que la reflexión (como ha podido pasar en Estados Unidos o está pasando en Alemania), pero con tiempo y esfuerzo se puede concienciar a una sociedad de la importancia de la humanidad. Este blog no trata de convencer, sino de, con la verdad, abrir los ojos a una realidad ajena a nosotros.